Para muestra un botón, en el periódico El Caribe del 9 de noviembre del 1955 se reseña como este personaje formó parte del grupo de Jóvenes francomacorisanos pro candidatura del Mayor General Doctor Trujillo hijo (Ramfis Trujillo) para la Vicepresidencia de la República.
El entonces joven abogado
Marino Vinicio Castillo, realizó el discurso de apertura del evento en el que
dijo que los jóvenes dominicanos concurrirán con patriótico fervor a las
próximas elecciones “para dejar allí
estampada irrevocable, firme y decidida expresión de nuestra única voluntad, la
de que sea exaltado al elevado sitial de la Vicepresidencia de la República el
Mayor General Doctor Rafael L. Trujillo hijo”.
Agregó que “No solo la nobleza de su estirpe lo hace
natural candidato a ocupar tan elevado puesto en la Magistratura Natural! No
solo el hecho de ser el hijo brillante del más insigne varón Americano hace
imperativa su exaltación; no solo lo consagra como candidato ideal, traer en su
sangre todo el arrojo, toda la altivez y toda la cultura que ha podido darle la
inmensa España en los pétalos de la última y más bella flor que se ha prendido
en el pecho de América; sino que más bien, llevarlo en hombros de nuestros
anhelos a ocupar la Vicepresidencia de la República, constituirá la gran prueba
que habrá de dar toda la juventud de un pueblo”.
Así calificó Vincho a
Ramfis Trujillo, un personaje cuya historia es muy conocida y quien ha sido
definido en múltiples ocasiones como sicópata, torturador, asesino, ladrón,
alcohólico. En lo sexual un acosador, mujeriego insaciable, en lo
político-militar un inepto/mequetrefe que no pudo ser “el príncipe heredero” a
pesar de poseer toda la sed de sangre y dinero de su padre, pero su incapacidad
fue proverbial.
Más tarde, en el año
1959, cuando lo mejor de la juventud del país participaba en la invasión de
Constanza, Maimón y Estero Hondo, Vincho fue diputado de Trujillo, amigo de
Petán y formó parte de los famosos cocuyos de las montañas y los paleros de
Balá, quienes hacían de insurgentes.
Cuando los jóvenes de
todo el país, en una nueva gesta de enfrentamiento al régimen despótico y
opresor, se afiliaban para formar el "Partido 14 de Junio", Vincho,
reafirmaba su lealtad a Trujillo.
Fue uno de los
oradores de una actividad para celebrar
la derrota de los héroes del desembarco del 14 de junio, que intentaba derrocar
la dictadura sanguinaria de Chapita y
pronunció un discurso donde manifestó una ferviente lealtad. Esto
ocurrió donde supuestamente asistieron más de 10 mil personas, en presencia del
dictador.
La actividad se realizó en el Parque Duarte de San
Francisco de Macorís y allí no solamente llamaban mercenarios y criminales a
los expedicionarios asesinados, sino que los identificaban como delincuentes
que había llegados “a turbar la paz de paz de la República durante el pasado
mes de junio”.
Según una publicación
del diario El Caribe del 20 de julio de
1959, el doctor Marino Vinicio Castillo, hablando a la multitud y ante Trujillo
dijo:
“Hoy precisamente nos congrega en esta asamblea de fervorosa lealtad
hacia un ideario político inmaculado, el infinito goce y profundo deleite
surgido en el alma nacional, en ocasión de la aplastante victoria obtenida por
las fuerzas armadas y populares de nuestro pueblo, que se irguieron vibrantes de
valor y de coraje para triturar los focos de ofensa con que se quería masacrar
el alto nombre del valor dominicano, desconociendo miserablemente los ideales
de paz y de progreso a que vive aferrado este pueblo, lejos ya del bochorno del
caos y nutrido por la savia milagrosa del
pensamiento de
Trujillo”.
En ese momento apenas
se iniciaban los halagos de joven abogado al dictador, quien unos meses después
lo seleccionó y lo designó de dedo diputado al Congreso Nacional, junto a Manolín Jiménez Rodríguez y Euclides Gutiérrez Félix, entre otros
jóvenes de la época.
El doctor Castillo continuó su lealtad al dictador aún después de ajusticiado. Y posteriormente se adhirió al doctor Joaquín Balaguer, y ha sido un elemento que ha levantado su historia familiar como un ejemplo de servicio a la patria, al tiempo que ha utilizado las funciones públicas que ha desempeñado para influir con posiciones conservadoras, aunque sin reivindicar su viejo pensamiento trujillista.