viernes, 23 de enero de 2015

Vincho Castillo: ¿Un ejemplo de amor a la patria?

En la década del 50 mientras dominicanos como Wenceslao Marcial Guillén Gómez fundaban Los Panfleteros de Santiago con el objetivo de combatir el autoritarismo y el terror de la dictadura de Trujillo,  Marino Vinicio Castillo  Rodríguez (Vincho) con solo 19 años, ya estaba apoyando el régimen.  

Para muestra un botón, en el periódico El Caribe del 9 de noviembre del 1955 se reseña como este personaje formó parte del grupo de Jóvenes francomacorisanos pro candidatura del Mayor General Doctor Trujillo hijo (Ramfis Trujillo) para la Vicepresidencia de la República.

El entonces joven abogado Marino Vinicio Castillo, realizó el discurso de apertura del evento en el que dijo que los jóvenes dominicanos concurrirán con patriótico fervor a las próximas elecciones “para dejar allí estampada irrevocable, firme y decidida expresión de nuestra única voluntad, la de que sea exaltado al elevado sitial de la Vicepresidencia de la República el Mayor General Doctor Rafael L. Trujillo hijo”. 

Agregó que “No solo la nobleza de su estirpe lo hace natural candidato a ocupar tan elevado puesto en la Magistratura Natural! No solo el hecho de ser el hijo brillante del más insigne varón Americano hace imperativa su exaltación; no solo lo consagra como candidato ideal, traer en su sangre todo el arrojo, toda la altivez y toda la cultura que ha podido darle la inmensa España en los pétalos de la última y más bella flor que se ha prendido en el pecho de América; sino que más bien, llevarlo en hombros de nuestros anhelos a ocupar la Vicepresidencia de la República, constituirá la gran prueba que habrá de dar toda la juventud de un pueblo”.

Así calificó Vincho a Ramfis Trujillo, un personaje cuya historia es muy conocida y quien ha sido definido en múltiples ocasiones como sicópata, torturador, asesino, ladrón, alcohólico. En lo sexual un acosador, mujeriego insaciable, en lo político-militar un inepto/mequetrefe que no pudo ser “el príncipe heredero” a pesar de poseer toda la sed de sangre y dinero de su padre, pero su incapacidad fue proverbial.

Más tarde, en el año 1959, cuando lo mejor de la juventud del país participaba en la invasión de Constanza, Maimón y Estero Hondo, Vincho fue diputado de Trujillo, amigo de Petán y formó parte de los famosos cocuyos de las montañas y los paleros de Balá, quienes hacían de insurgentes. 

Cuando los jóvenes de todo el país, en una nueva gesta de enfrentamiento al régimen despótico y opresor, se afiliaban para formar el "Partido 14 de Junio", Vincho, reafirmaba su lealtad a Trujillo.
Fue uno de los oradores de una actividad  para celebrar la derrota de los héroes del desembarco del 14 de junio, que intentaba derrocar la dictadura sanguinaria de Chapita y  pronunció un discurso donde manifestó una ferviente lealtad. Esto ocurrió donde supuestamente asistieron más de 10 mil personas, en presencia del dictador. 

La actividad se realizó en el Parque Duarte de San Francisco de Macorís y allí no solamente llamaban mercenarios y criminales a los expedicionarios asesinados, sino que los identificaban como delincuentes que había llegados “a turbar la paz de paz de la República durante el pasado mes de junio”.

Según una publicación del  diario El Caribe del 20 de julio de 1959, el doctor Marino Vinicio Castillo, hablando a la multitud y ante Trujillo dijo:
Hoy precisamente nos congrega en esta asamblea de fervorosa lealtad hacia un ideario político inmaculado, el infinito goce y profundo deleite surgido en el alma nacional, en ocasión de la aplastante victoria obtenida por las fuerzas armadas y populares de nuestro pueblo, que se irguieron vibrantes de valor y de coraje para triturar los focos de ofensa con que se quería masacrar el alto nombre del valor dominicano, desconociendo miserablemente los ideales de paz y de progreso a que vive aferrado este pueblo, lejos ya del bochorno del caos y nutrido por la savia milagrosa del pensamiento de Trujillo”.
En ese momento apenas se iniciaban los halagos de joven abogado al dictador, quien unos meses después lo seleccionó y lo designó de dedo diputado al Congreso Nacional, junto a Manolín Jiménez Rodríguez y Euclides Gutiérrez Félix, entre otros jóvenes de la época.

El doctor Castillo continuó su lealtad al dictador aún después de ajusticiado. Y posteriormente se adhirió al doctor Joaquín Balaguer, y ha sido un elemento que ha levantado su historia familiar como un ejemplo de servicio a la patria, al tiempo que ha utilizado las funciones públicas que ha desempeñado para influir con posiciones conservadoras, aunque sin reivindicar su viejo pensamiento trujillista.